Está normalizado decir que los jóvenes de hoy se alejan de la iglesia, o la religión, o siquiera que no creen en nada, cuando por otra parte, existe esta generación donde hay un grupo que va en dirección contraria a lo que dice la gente y son los jóvenes católicos que han descubierto el amor de Dios. Para ellos, la fe no es una lista de reglas aburridas, sino una historia de amor. Mi opinión es que esta juventud, llena de esa alegría que viene de Dios, es la mejor prueba de que la fe está más viva que nunca. Ellos nos muestran con sus acciones en el servicio, en sus grupos juveniles y en cómo viven que el amor de Dios es el motor más fuerte para cambiar el mundo.
Este puede ser un refugio para muchos, al conocer de Dios también conoces sobre las tentaciones y el pecado, sobre lo bueno y lo malo, y aunque hayan jóvenes que no comparten estas ideas sobre la iglesia o la religión, también son muchos los que sí y los que las siguen por decisión propia y valiente.
Mi postura es firme, tener a Dios como el motor central de su vida le da a esta juventud un rumbo fijo. Considero muy importante que los jóvenes en esta generación tengan un lugar seguro o a alguien en quien apoyarse cuando se sienten vacíos por dentro, la mayoría suele llenar esos vacíos con vicios y malos pasos, pero es el amor a Dios el que les permite tomar buenas decisiones, diferenciar el bien del mal y mantenerse en el camino correcto, a diferencia de aquellos jóvenes que, sin un ancla espiritual, o alguna creencia, se enfrentan a los desafíos de la vida sin una guía sólida. Vivimos en una actualidad donde se dice que ser joven católico es aburrido, pues no es así, también se puede ser divertido y activo, no es solo estar en una iglesia, es compartir ese amor de Dios mientras nos divertimos, es importante recalcar que hay muchos de ellos que dicen no creer, y es entendible, pero no es porque realmente no crean, es que no lo conocen, y es normal no creer o no sentir amor por algo que no conocemos. No puedo obviar la realidad que conozco, tantos jóvenes que han pasado por situaciones difíciles. He sido testigo de testimonios transformadores, que han demostrado que al conocer el amor de Dios, conocen un nuevo refugio, después de todo, sí existimos JÓVENES CATÓLICOS.
Escrito por Beatriz Delgado.
Estudiante de 5to año “A” – UEP “Rafael Rivero Oramas”.
