Hay mucha gente que va por la vida como si fueran estatuas de piedra.
Y lo más curioso es que ni se dan cuenta de que, cada vez que dicen “yo soy así”, están firmando una sentencia de por vida.
Como si su forma de ser estuviera escrita en mármol y no se pudiera cambiar.
Pero eso no es verdad.

La identidad no es piedra. Es arcilla.
Se puede moldear. Se puede transformar. Es la materia prima con la que tú mismo esculpes tu vida.
El problema es que se nos olvida.
Piénsalo…
Cuando éramos niños lo teníamos clarísimo.
Un día queríamos ser astronautas, al siguiente basquetbolistas, después doctores. Jugábamos a ser lo que quisiéramos. Cambiábamos de identidad como quien cambia de disfraz.
Pero al crecer, empezamos a escuchar frases que suenan bonitas, pero que nos encadenan:
“Sé tú mismo.”
“No trates de ser alguien que no eres.”
“Ámate tal como eres.”
Y así, sin darnos cuenta, muchos hombres se quedaron atrapados en una versión de sí mismos que ni siquiera eligieron.

Porque seamos honestos: ¿esa versión de ti que repites todos los días… la elegiste tú?
¿O fue moldeada por tus padres, tu entorno, la escuela, la religión, la cultura, el país?
Entonces, ¿ser tú mismo es repetir lo que otros programaron en ti?
¿O es tener la valentía de romper ese molde y crear uno nuevo?
Porque si te moldearon cuando no tenías ni voz ni voto, ahora que sí los tienes, también puedes moldearte tú.
Tu identidad no está escrita en piedra.
Cada decisión, cada hábito, cada estándar que eliges, va esculpiendo quién eres.
Si actúas como víctima, te conviertes en víctima.
Si actúas como creador, te conviertes en creador.
Si subes tus estándares, tu identidad sube con ellos.
La gran pregunta es: ¿qué versión de ti estás dispuesto a tolerar?
Como dice el dicho:
“Si crees que puedes o que no puedes… estás en lo cierto.”
El verdadero amor propio no es decir “así soy y punto”.
Es decir: “esto soy hoy, pero no es lo único que puedo ser”.
Es tener el coraje de dejar atrás versiones viejas de ti mismo para construir otras mejores.
Eso es lo que yo llamo ser un Hombre Estoico.

No se trata de aferrarte a lo que fuiste, sino de atreverte a ser lo que puedes llegar a ser.
No se trata de identidad como destino, sino como construcción.
Eres arcilla.
Y cada día decides: ¿te moldeas hacia tu mejor versión o te endureces en la comodidad de lo conocido?
No olvides esto:
Tu identidad es la materia prima con la que puedes construir la vida que realmente quieres.
¿Qué vas a hacer con ella?
¿Qué vas a construir?
La decisión es tuya.

“No te conformes con ser simplemente lo que eres. Esfuérzate por ser lo que puedes llegar a ser.”
— Epicteto
@adogel


