El legado de los hombres, casi siempre se mide por lo que deja en el plano terrenal, generalmente se refiere a bienes de fortuna, herencias o algo material. También podemos tomar como un legado algo inmaterial, como por ejemplo los valores y principios, conocimientos académicos, obra social o religiosa.
En el caso de José Galindo Mejías, quien acaba de fallecer en Santa Teresa del Tuy, estado Bolivariano de Miranda, su mayor legado para los tereseños fue habernos dejado, involuntariamente, “La esquina de Galindo”.
Se trata de la intersección entre la calle El Carmen y la calle Falcón en el casco central de Santa Teresa del Tuy, donde estuvo anclada, por mucho tiempo, su bodega de víveres y otros productos de la cesta básica de los tereseños; que más adelante se mudaría para un local ubicado en frente.
Como otras de la época, esta bodega, se caracterizaba por ofrecer una variedad de productos que sólo se conseguían ahí; como el papelón, tabaco en rama, queso llanero, cambures, topochos, apargatas, aperos para burros, rojo vegetal, kerocen, dulces criollos, polvos sonrisa, canela en rama, pimienta y otras especies. El surtido de esta bodega era resguardado por vetustas paredes de bahareque, con techo de zinc y tres puertas de madera envejecida, muy altas.
Así transcurrió el tiempo, y la modesta bodega se beneficiaba de la excelente ubicación geográfica que le brindaba la estratégica esquina; era un paso obligatorio para ir a la plaza Bolívar, para ir al cine, a la iglesia, al hospital, etc. Todo quedaba cerca.
La vida de José Galindo comienza el 1920, biológicamente, pero, debido a las erróneas costumbres de la época; donde, tal vez la ignorancia hizo lo suyo, no es descabellado pensar que para comienzo del siglo XX no existían las oficinas que hoy existen para registrar legalmente el nacimiento de un niño; los pocos documentos que se hacían eran manuscritos a mano, puede que el funcionario público de la época, llamado escribiente, sólo anotaba lo que escuchaba; o, sencillamente la población de entonces no se interesaba mucho en registrar a la criaturas en el tiempo en que nacía, por muchas razones.
Es así como la Cédula de Identidad lo registra como nacido el 31 de diciembre de 1928. Ocho años después de haber nacido. Esta hipótesis no es del todo descartable. Pero, en una conversación que sostuve con el susodicho, en su casa, cuando celebraba el cumpleaños en medio de una partida de dominó y esperando un suculento sancocho, el año 2015; me informó que su fecha de nacimiento fue 1920. Es decir, Galindo murió con 105 años de edad.
De la vida de José Galindo no podemos esperar elogios en el campo académico, técnico o profesional; mucho menos hacer un recorrido acondicionado a la pleitesía por sus bienes de fortuna; pero en lo que no podemos ahorrar palabras es cuando nos referimos al hombre humilde, honesto, trabajador, emprendedor y luchador social; fiel creyente en la Fe de la iglesia católica, devoto de Santa Teresa de Jesús y miembro de la Sociedad del Cristo, en la población que lo vio nacer.
Recatado, un poco tímido, José Galindo se puede ubicar como un hombre polifacético; además de bodeguero, Galindo jugó béisbol con el otrora equipo “Azucareros”; fue candidato a Concejal por un partido político llamado “La espiga”, no pudiendo alcanzar triunfo alguno. Pero, también conocimos a Galindo en los patios de bolas criollas del pueblo, en los bailes de joropo tuyero, en las procesiones de la iglesia. Y, como nota especial, Galindo participó en la gesta emancipadora de Santa Teresa del Tuy para separarse de Santa Lucía y conseguir la nominación de Distrito Independencia, como también lo hicieron otros hombres y mujeres valiosos de este pueblo, en 1967.
Es por eso que la manifestación de aprecio que mostró el pueblo tereseño este 5 de julio del 2025, para despedir a José Galindo Mejías a su última morada, desbordó de emociones encontradas entre el llanto, la tristeza y la alegría, cuando vimos desfilar una constelación de estrellas de la canta criolla al pie del féretro, interpretando canciones por parte del profesor Marcos Cloralt, acompañado con la garganta y el arpa de Guido Zambrano; Jacinto Sanoja “el perito”; el popular maracucho; entre otros. Especial mención fue el noble gesto de la Sociedad Bolivariana del municipio Independencia, encabezada por el Lic. José Luis Díaz y demás miembros; quienes montaron la guardia de honor al lado del féretro, como una muestra de aprecio y respeto al difunto.
Así mismo, fue de significativa importancia el acto fúnebre, cargado de tradición y popularidad, que le dimos al amigo José Galindo al frente de lo que fue su tradicional negocio, en la calle; lo cual lo ubica en el podio excelso de la tereseñidad.
Dale Señor el descanso eterno y que brille para él la Luz perpetua
La Esquina de Galindo
