No se puede aspirar a vivir en una ciudad moderna cuando sus calles todavía son de tierra y están oscuras
Cada vez que hago mi recorrido a pie, en la madrugada, para ir al Terminal de Pasajeros de Ciudad Losada, donde debo tomar el bus que me llevará hasta Caracas, no puedo dejar de pensar en las imágenes que exhibe el ciudadano alcalde, Rayner Pulido, desde su lujosa camioneta último modelo, vanagloriándose de los logros en el municipio Independencia; refiriéndose a la ornamentación de la plaza Simón Bolívar con motivo de la navidad.
Durante el trayecto, para recortar camino, debo recorrer una calle de tierra que no tiene nombre, pero que tampoco tiene alumbrado ni aceras; y está ubicada en las inmediaciones de la Subestación de Corpoelec, detrás del Comando del Cuerpo de Bomberos, para desembocar en el Terminal. Es una zona inhóspita y riesgosa.
Así lo describe el profesor Luis Manuel Figueroa, residenciado en la urbanización Vista Linda, conocida también como “las casitas plásticas” en el municipio Independencia.
Veo como la gente que transita esta calle, con el mismo fin, se ven obligados a cargar linternas para alumbrar el camino; algunos usan el teléfono; pero, todos vamos con el mismo temor, porque lo que abunda es soledad, monte y basura en el trayecto.
Con mucha frecuencia se lo oye decir al ciudadano alcalde sobre la colocación tantas toneladas de asfalto en las calles del pueblo, de no sé cuántas luminarias en diferentes sectores de la población; así como también la recolección de tantas toneladas de desechos sólidos.
Pero, esta calle, ubicada a menos de un minuto del casco central de la ciudad, con apenas unos cuantos metros de superficie, donde apenas se pueden observar unas cinco o seis casas; donde, por cierto funciona el Consejo Comunal Las acacias; que es utilizada por muchos peatones para recortar camino, y así llegar al terminar. ¿Será que no merece ser atendida por el gobierno local y ser incorporada a la civilización?
Si bien es cierto, el lugar tiene todos los años del mundo en esas condiciones, ningún gobernante le ha metido la mano para convertirla en una calle segura, transitable; pero, creo es tiempo de hacerlo. El alcalde tiene la palabra. Terminó diciendo el profesor Figueroa.


