Opinión

La culpa no es de la POLÍTICA

Cuando muchos venezolanos piensan que el mal que padece el país, hoy día, está enraizado en la política; obviando, tal vez, inconscientemente, o por una pizca de ignorancia, que la política está asociada con la ciencia de gobernar y administrar el Estado, donde se hace presente la estrategia, la diplomacia y la resolución de conflictos; entre otros quehaceres. Otros detractores son más específicos y se refieren a los políticos en forma peyorativa u ofensiva. Con o sin razón.

Esto ocurre cuando se toman los peores ejemplos de situaciones diversas, para opinar al respecto, que ocurren en el devenir de la política; tal vez errores en casos particulares que luego se ven obligados a generalizar. También pudiese ocurrir que toman el ejemplo de la “politiquería” a la cual nos acostumbró la sociedad venezolana de la segunda mitad del siglo XX; y años subsiguientes.

Pero, no es del todo cierto que estos males que afectan a la población procedan sólo de la política. Quienes así piensan están dejando a un lado la responsabilidad de cada quien en el compromiso de echar a andar a un país que nos pertenece a todos, y que nos brinda oportunidades a todos por igual. Sólo que algunos las aprovechan más que otros; y otros más, exageran.

Venezuela está catalogada cono una nación dotada, por la gracia de Dios y por fenómenos naturales, aún por definir; con riquezas materiales infinitas: agua, flora, fauna, clima diverso, ubicación geopolítica favorable; y todos los materiales que aparecen en la tabla periódica creada por el químico ruso Dimitri Mendeléyev, en 1869.

Pero, estas dotes no pueden superar a la riqueza intangible del conocimiento y del comportamiento humano, que, con seguridad, tienen mucho que ver con la salida del atolladero en el cual nos encontramos. Si es que realmente queremos salir.

Cuando refiero estos valores (conocimiento y comportamiento) como elementos primordiales para enfrentar los cambios que pudiesen presentarse para una nueva sociedad, es porque mi condición etaria me ha brindado la oportunidad de ver como el común de los venezolanos prefiere la comodidad, sin el mayor esfuerzo; le huye a la disciplina y al trabajo, pero busca la fiesta, el bochinche.

Se observa que la ambición del nuevo venezolano, especialmente la nueva generación, no está marcada por la superación profesional o alcanzar la felicidad a través de la buena vida, con salud y armonía familiar. Es, si somos honestos, una ambición desmedida por obtener la riqueza fácil u ocupar un puesto en la cultura de la comodidad que nos ofrece la sociedad; sin esfuerzo alguno.

De allí han salido las novísimas expresiones: “nuevo rico”, “boli burgués”, “bolis chicos”, entre otras, que forman parte del glosario revolucionario, a partir del nuevo siglo que hoy transitamos; que, por razones aún por definir, han incursionado en la política con una descomunal ausencia de los referidos valores. He allí el origen de la cantera de epítetos y acusaciones en contra de la POLÍTICA. Sería extraño concebir un sistema democrático sin demócratas, una República sin republicanos, la política sin partidos políticos; incluyendo a los políticos.

Nada más injusto contra la ciencia que busca el bienestar común y el orden a través de las leyes, normas y ejercicio de autoridad. Siempre que estemos hablando de un sistema democrático, liderado por demócratas; indistintamente sea la doctrina o ideología asumida.

Rafael González

Rafael González

About Author

Egresado del Instituto Pedagógico de Caracas, como Prof. de Educación Física y Deportes. Fundador-Director del semanario impreso Ecos Web (2001) y socio colaborador de Somos del Tuy Medios, C.A. y el diario La Voz. Autor de varias obras. Cursó estudios en la UCAB donde obtuvo el diplomado en comunicación social, aprobó el curso de Locutor en la UCV; y es egresado de la Universidad Santa María en la Especialización de Gerencia Municipal. Luchador social y defensor del sistema democrático venezolano; identificado con la Democracia Cristiana como doctrina.

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