Valles del Tuy

Mis 16.791 Días de Vida

Cumpleaños

Hoy me despierto con una emoción gigante, porque oficialmente estoy cumpliendo años. Y como laico comprometido que soy, lo primero que hago es darle las gracias a Dios de corazón, por absolutamente toda la dicha y las bondades que ha puesto en mi camino. Miren qué cifra: son 16.791 días de vida, ¡una locura! Siento una gratitud inmensa por la salud, la paz y la fe que me ha regalado hasta este punto. De verdad, siento que Su mano ha estado en cada paso y cada logro, y celebrar hoy es reconocer que esta vida es el mejor regalo que me ha podido dar.

Son 552 meses acumulando experiencias y, sobre todo, aprendiendo de mis propios errores. No soy perfecto, claro que no, pero he usado cada tropiezo como un escalón para volverme una mejor persona. He entendido que madurar no es solo cumplir años, sino ser más humilde y más paciente con la vida y con los demás. Estos años han sido una gran escuela de resiliencia, y me miro al espejo con la satisfacción de haber intentado mejorar cada día. Mi meta sigue siendo simple: ser un buen tipo, un hombre de bien.

Mi corazón de católico está hinchado de agradecimiento, especialmente a mi querida Virgen de Coromoto, quien es mi protectora. Pero la gratitud va mucho más allá: a la vida misma por las oportunidades, y sobre todo, a mis pilares. Gracias a mis padres, mi duo dinamico, por el regalo de la vida. Y si hablamos de amor, no hay palabras para mi esposa; ella es mi refugio, mi compañera de batallas y la luz de mi hogar. De verdad, no sé dónde estaría sin su amor y su apoyo inquebrantable.

Mis hijas, son mi motor, mi mayor felicidad y la razón por la que siempre quiero ser la mejor versión de mí mismo. Verlas crecer es el verdadero premio de la vida. Y hablando de crecimiento, he adoptado una práctica que, si bien es de la tradición judía, a mí me ha enriquecido muchísimo la fe: la de recitar un Salmo que corresponde exactamente al día de vida que estoy cumpliendo. Es una forma hermosa de conectar lo espiritual con lo personal y lo cotidiano. Respeto profundamente esta costumbre y me da una gran perspectiva.

Mucha gente me pregunta sobre esta costumbre, y es sencillamente enriquecedora. El libro de Salmos tiene 150 capítulos. La idea es que cada día de tu vida se relaciona con uno de esos Salmos. Tomas tus días vividos (16.791), divides ese número entre 150 (el total de Salmos) y el número que te queda de residuo te indica cuál es el Salmo que te toca ese día. Es como si Jesús Palabra te diera una lectura personalizada, un mensaje que toca justo el momento y la reflexión que necesitas. Es una forma de meditación que te aterriza y te centra en la espiritualidad del día a día.

Lo que más me gusta de esta práctica es que saca la fe del campo de lo abstracto. El Salmo que me toca hoy es un espejo que me obliga a detenerme y preguntarme: ¿Qué me quiere decir Dios hoy, en mis 16.791 días? Es una pausa sagrada en medio del corre-corre. A veces el Salmo te pide alabanza, otras veces te recuerda la fortaleza en la adversidad. Funciona como un ancla, haciendo que la Palabra de Dios sea algo tangible y relevante para mis circunstancias actuales. ¡Se los recomiendo a todos, sin importar su credo!

Si pudiera ver la película de mis 2400 semanas de vida, vería una trama llena de giros inesperados, risas a carcajadas y también algunas lágrimas. Pero al final, cada hilo ha sido necesario para tejer la persona que soy hoy. Siento que la vida me ha dado mucho más de lo que merezco. Mi compromiso de aquí en adelante es seguir viviendo con esa misma intensidad, honrando mi fe y siendo un buen patriarca para mi familia. Que todo lo aprendido se traduzca en sabiduría para guiar y en amor para dar.

Hoy celebro, doy gracias y me comprometo a seguir siendo un eterno aprendiz, más atento, más paciente y más amoroso. La vida es corta para andar con rodeos, y mi sentimiento hacia ella, mi fe y mi gente es el más puro. Por eso, al cerrar este artículo de cumpleaños, me apropio de esa frase del Grupo Niche que me toca el alma, y que refleja perfectamente lo que quiero entregarles a ustedes y al mundo:

“Mejoraré la letra para que me entiendan; el sentimiento, ese no lo cambio.” ¡Gracias a todos por acompañarme en este camino!

Adolfo Gelder

About Author

Auditor de Normas ISO de Seguridad, Consultor Técnico Criminalista, con Maestría en Gerencia de Protección y Seguridad Aplicada, Experto en Ciencias Forenses, Especialista en Ciberseguridad.

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