Si eres una persona ambiciosa como yo, seguro has sentido esa frustración cuando las cosas no salen como esperabas.
A veces te desesperas tanto que quieres rendirte.
Otras veces la ansiedad se te sube al cuello y hasta te afecta la salud.
Y sí… es normal.
Nos han enseñado a querer todo rápido, casi instantáneo.
Y cuando no pasa, nos frustramos.
Pero hay algo que entendí y me cambió el chip:
La ansiedad no viene por soñar en grande.
La ansiedad aparece cuando quieres que ese sueño se cumpla ya, sin darte el tiempo ni el esfuerzo que realmente requiere.
Soñar en grande no es el problema.
El problema es creer que lo vas a lograr en dos semanas con tres intentos.
Quieres cambiar tu cuerpo en 30 días, hacer dinero en 6 meses o reinventarte en un par de semanas… cuando llevas años con hábitos que no ayudan.
Las cosas grandes se construyen con tiempo.
No en días. No en rachas. En años.

¿Quieres una relación sólida?
No se logra con tres citas intensas, sino con años de lealtad y compromiso.
¿Quieres un cuerpo fuerte?
No se consigue con 20 días de gym, sino con constancia diaria.
¿Quieres libertad financiera?
No llega por suerte, sino por años de decisiones inteligentes.
Tus sueños no son demasiado grandes.
Tu línea de tiempo es demasiado corta.
No achiques tus metas.
Agranda tu paciencia.
Agranda tu constancia.
Todo lo que vale la pena se construye con años de disciplina, no con semanas de motivación.
No necesitas soñar menos.
Necesitas sostener tus acciones por más tiempo.

“La paciencia es la fortaleza del alma que acepta el tiempo como aliado, no como enemigo.”
Marco Aurelio …


