La Historia poco contada Nuestra Región

Carta a José Gregorio Hernández

Un recuerdo entre dos amigos.

Charallave, 2 dejunio, 2020

Para: José Gregorio Hernández

Apreciado amigo y colega.

Hoy te he recordado de manera inusual, a pesar de no tener un motivo distinto al que siempre me ha impulsado recordarte, quizás, sea por la cercanía al centenario de mi partida de aquel mundo al que dejamos atrás, recuerda que tú lo hiciste primero que yo, claro solo con un año de diferencia, el 29 de junio de 1919…

Como tú muy bien sabes, hermano, luego de tu partida, mi salud comenzó a deteriorarse, y sentía que no podía detener la llegada inexorable de ese momento al que todos, sin excepción, tememos… el sarcoma me consumía poco a poco, no solo en cuerpo sino además en alma, sentía impotencia, porque siendo médico, no podía hacer nada, pero, también sentía mucha tristeza a la vez, por el hecho de no poder seguir ayudando a la gente de Charallave, a la gente de mi pueblo.

Sentía además, mucha ansiedad, en solo pensar que dejaría sola a Semproneana, mi compañera de vida, y a mis ocho muchachos… por cierto, quiero recordarte, que Sempro sentía un afecto muy especial por ti José Gregorio, recuerdo cuando le decías: Sra. Sempro, qué delicioso le ha quedado el café hoy, y el bienmesabe, pues, ni se diga, ¡qué momentos tan gratos!

¿Sabes algo José Gregorio? he estado recordando aquellos aciagos días de 1918, cuando la peste bubónica hizo estragos en mi pueblo, te seguiré agradeciendo eternamente, por tus sanos consejos y recomendaciones a tiempo, para frenar un poco, aquel terrible mal, agradecimiento que te hago en nombre de mis coterráneos charallavenses.

Bueno, digo coterráneos, porque sentí a Charallave como mía, aunque tú sabes perfectamente, que nací en Caracas, pero este pequeño poblado, muy cerca de la Capital, me atrapó para siempre, tal vez, desde aquel día en que mi socio y amigo, Chucho Arocha, en una fiesta en Santa Teresa del Tuy, me presentó aquella hermosísima muchacha, que luego fue la madre de mis hijos, y mi eterna acompañante…

Te comentaba hermano, que aquellos días de 1918, fueron terribles, fueron muchas las muertes, y muchos los daños en general que sufrió Charallave, bueno, eso ya lo sabes, ¿pero, cómo no vas a saberlo? jajaja, si hoy estás ahí, muy cerquita del Creador, y sé, que lo sabes todo, lo sé … ¡qué alegría siento que sea así! verte en Las Alturas, pero muy cerca a Dios, como lo merecías, tal y como siempre te pensé, y tal como solía decírtelo: “…Dios te bendecirá enormemente José Gregorio, y tendrás un lugar muy cercano a él”, y así fue…

Claro, de igual forma, tú me decías que yo estaba en el camino correcto, que Dios tendría un lugar muy especial para mí, jajaja, hoy te confieso, que eso me sonrojaba, y además me daba como un poco de temor, ya que esas frases saliendo de tus labios, era algo así como una “inequívoca profecía”… sabes muy bien, José Gregorio, que asumí esa postura, quizás como un estilo de vida, de otra forma era imposible actuar, y eso también se lo transmití a mis ocho retoños, ir siempre de la mano del más necesitado, pero me pregunto: ¿y cómo no hacerlo?… , y sabes que te hablo con el alma, y con el corazón en la mano, entre tú y yo, nunca hubo nada oculto, la amistad nuestra no fue comprada, ni mucho menos dependía de algún interés distinto, al que no fuera la ayuda mutua…

¿Cómo no recordar tus viajes a Charallave, y las visitas que yo te hacia a tu querida Pastora?… por cierto, muy triste el desenlace de aquel fatídico accidente, el domingo 29 de junio de 1919, pero Dios así lo quiso, no hay nada que no este escrito (esas eran palabras tuyas), recuerdo que siempre me decías, “José Ramón, vamos en el camino, Dios no dejará que nuestra senda sea la equivocada…”

Hoy, aquí, meditando un poco, veo con alegría, como allá abajo, en la tierra, te veneran, te admiran, y la gente solo espera un “no sé qué”, para que seas Santificado, pero lo que ellos no saben, es que ya lo eres, no ahorita, ¡eres Santo desde hace muchísimo tiempo! incluso, mucho antes de aquel trágico accidente en La Pastora, que cegó tu existencia, en vida ya lo eras, tu y yo lo sabemos, eras un ser realmente excepcional, o mejor dicho, aun sigues siéndolo, no solo por tu indudable capacidad profesional, (don que pudiera tener cualquier médico de nuestra época), sino, por tu dedicación y amor infinito, para abrigar y proteger al prójimo, y además, por tu indiscutible e inequívoca entrega total a Dios…

Por esa razón, estás, desde hace ya mucho tiempo, allá en el empíreo, muy cerca a nuestro Dios…, pero, adicionalmente, quiero confesarte, que hay cosas que me siguen preocupando, aún hay gente que sigue actuando de manera inapropiada, actuando totalmente diferente, a lo que a nosotros nos inculcaron desde niños, y no sé si lo hacen por desconocimiento, o por lo que nosotros llamábamos, en nuestra época, “simple ignorancia”, han utilizado tu figura para “ciertos Ritos”, que estoy seguro que no te hubiesen gustado, o mejor dicho, que definitivamente no te gustan, conociéndote como te conozco… han hecho de tu imagen, cosas totalmente alejadas de la verdadera realidad… la espiritualidad y lo divino, lo han dejado a un lado, al punto, que a cualquier cantina o expendio de licores, talabarterías, pesas de carne, o expendios de Yerbateros, le han colocado tu nombre, debes estar molesto, indignado, al igual que yo, seguro que sí, y lo sé, porque repito, te conozco a la perfección, es más, para que crezca aún más tu descontento y tu ira, que no es nada fácil que aflore en ti, te diré que, hasta juegos de envite y azar llevan tu nombre, ¡Totalmente insólito!…, ”Lotería Dr. José Gregorio Hernández”, ¡qué increíble!… algo totalmente alejado de la realidad, al menos yo lo pienso así…, Pero bueno, no seguiré aturdiéndote con este tema, porque hasta yo he perdido los estribos… Dios sabrá que hacer en su momento, él es la verdad y el camino, de eso no tenemos duda alguna.

Quiero aprovechar esta misiva, para recordarte que este año 2020, ya se cumple un siglo de haber llegado aquí arriba a tu encuentro, y al encuentro con Dios, claro está… ¡parece mentira, como pasa el tiempo! recuerdo aun nuestras conversaciones en los pasillos de la Universidad, tu puntualidad para asistir a tus clases, a visitar a tus pacientes, y por supuesto, tus constantes y religiosas visitas a la iglesia de la Pastora, cerca de la esquina de Torrero… tu paso apresurado por esas calles caraqueñas, y la inclinación de tu cabeza para saludar a tus vecinos…, ¡eres grande José Gregorio! bueno, siempre lo fuiste, tuve la suerte de conocerte muy de cerca, e impregnarme de tu bondad…

¿Cómo no recordar aun tu imagen, siempre fresca, cual agua cristalina del Catuche, tu rigurosidad en el cumplimiento de los tratamientos de pacientes recetados por ti, tu elegancia y extremada educación, típico de la gente de nuestros andes?… ¡sigues siendo grande José Gregorio! desde tiempos remotos, sé que fuiste predestinado para eso, para hacer el bien… hoy, ante esta pandemia que agobia a la humanidad, hay mucha gente elevando sus oraciones a Dios, para que cese muy pronto, tanto tu como yo, estamos haciendo lo propio, quizás, desde un plano de mayor privilegio, ambos estamos comprometidos, en que no descansaremos en pedir a Dios, al igual que lo hicimos hace ya un poco más de un siglo, durante aquella azotante peste bubónica ocurrida en Charallave… Dios escuchará nuestra suplica, sabemos que todo pasará, todo pasará, pero en el tiempo exacto de sus designios.

Amigo siempre,

Dr. José Ramón Figuera

PD : Te anexo un retrato, del aviso de loterías del cual te comente, que ,tristemente, lleva tu nombre.

NOTA DEL ESCRITOR:

ESTA CARTA IMAGINARIA, HA SIDO ESCRITA CON LA ANUENCIA DE FAMILIARES DEL DR. JOSÉ RAMÓN FIGUERA, BASADA EN LA RELACIÓN DE AMISTAD, QUE EXISTIÓ ENTRE ESTAS DOS GRANDES FIGURAS DE LA MEDICINA EN VENEZUELA, UNO, INDISCUTIBLEMENTE, ACLAMADO Y VENERADO POR TODO UN PAÍS, Y OTRO, QUIEN LLEGO A CHARALLAVE, Y DEJO UN LEGADO DE SUMA IMPORTANCIA, Y QUE HOY, ME ATREVERÍA A DECIR: ¡CUÁN EGOÍSTA HEMOS SIDO EN NO RECONOCER SU IMPORTANCIA!

FUENTES ORIGINALES: FAMILIA FIGUERA

Juan Quintana

Juan Quintana

About Author

Hijo ilustre del municipio Cristóbal Rojas, empeñado en conservar nuestra idiosincrasia y tradiciones, y quien nos trae las historias poco contadas de nuestro Charallave de Antaño.

Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También puedes leer

Nuestra Región Somos la Radio

Ernesto Martínez: “…más que vivir de la radio…aprender a vivir la radio”

Ernesto Martínez “Padre”, quien tiene mucho que contar y es para nosotros un honor presentarlo el día de hoy para
Nuestra Región Somos la Radio

Melodías en inglés de décadas anteriores en las noches por Alfa 100.9 FM

Reminiscencias producido y amenizado por el "El Caballero de la Radio", Alberto Hidalgo, transmitido de lunes a viernes de 8 a