La plataforma digital Somos del Tuy estrena un nuevo segmento en su espacio “Joropo Central: Ritmo y Relato” que se adentra en las vivencias de las figuras claves que mantienen viva esta manifestación cultural. En esta ocasión, el protagonista es Cristian Alexis Macero, reconocido bailador que encarna el arraigo y la herencia de esta tradición.
Nacido en San Juan de los Morros (Guárico) y con raíces forjadas en el caserío La Palmita, vía San Casimiro, en el municipio Urdaneta (Miranda), Macero lleva el Joropo Central tatuado en su identidad.
Para él, no es solo un género musical o un baile: es la savia que nutre su vida. Desde su infancia, el joropo fue una constante. Recuerda con especial cariño a su abuela, Pabla Martínez y la melodía de “El Rastrillo Tuyero” de El Gabán Tacateño que sonaba en su hogar. Aquellos bailes familiares y los DVD de presentaciones en vivo, donde observaba a quienes hoy son sus colegas y amigos de bailes, sembraron una pasión que ha evolucionado a compromiso inquebrantable.

Su primer encuentro con la pista, en el reconocido espacio de Polivio González, marcó el inicio de un camino donde el joropo se convirtió en un refugio, una fuente de alegría y un canal para conectar con la comunidad de cultores. “El que no baila joropo, no sabe lo que es bailar,” afirma Macero con la convicción de quien vive cada golpe de arpa y cada zapateo con el cuerpo y el alma.
Al intentar definir el Joropo Central, Cristian Alexis Macero no duda: la palabra es “generaciones”. Lo concibe como una tradición viva que se hereda en casa, se celebra en familia y se transmite con orgullo, asegurando que su esencia no se disipe con el tiempo.
Mensaje a la audiencia de Joropo Central: ritmo y relato:
Macero extiende una clara invitación a la audiencia de Joropo Central ritmo y relato para que se sumerja en las historias de quienes dan vida al Joropo Central. “Conocer las vivencias de cantantes, arpistas, bailadores y los fanáticos que llenan las pistas es fundamental. Todos, con sus estilos y pasiones, motivan a nuevas generaciones a adentrarse en este mundo que, para muchos, se convierte en una segunda familia,” concluye.


