En medio de la coyuntura geopolítica por la que transita el mundo en el ahora, un evento verdaderamente trascendental ha sido la realización del debate en el seno de la Organización de Naciones Unidas, que arriba a 80 años, en un escenario de guerras, divisiones y severas crisis de índole financiera, destacando el caso fatídico de Gaza y entre otros aspectos relevantes, un duro y muy directo discurso de Donald Trump.
El sistema de cosas global que impera, promueve la idea de una estructura político social que pase por un proceso de reorganización pluralista, de unilateralidad. En dicho contexto universal, justamente las mayorías yacen atrapadas en un sistema dominado por las minorías. La sempiterna lucha de los pueblos por la subsistencia y por ende la autodeterminación. En contraposición a esto, EE UU busca reivindicarse en cuanto a la supremacía, y con lo que supone el vuelo que toma China, como potencia manufacturera, tecnológica, cultural y militar. Su rivalidad ideológica con Rusia. Dicho esto, la agenda de la ONU, epicentro diplomático, se enfocaría básicamente en: el cambio climático, conflictos armados, migraciones.
Como espectadores del desarrollo de la Asamblea con temas de interés mundial, desde luego que nada humano nos es ajeno. Qué decir de aspectos reveladores en lo que concierne a lo social, en lo que va del este complicado primer cuarto del siglo XXI, e incluso, con las reiteradas metas pautadas para 2030. Siendo responsable aseveraría: la eterna dialéctica, discursos en parte vacíos, lo que parecen frases, aunque bienintencionadas, trilladas, que profieren de cierta forma ya, ecos vacíos. Máxime cuando contemplamos las desdeñables realidades de nuestro mundo de barbaries. Pero, pertinente rescatar los datos citados sobre la realidad, cotidianidad social en diversos elementos del plano global y mas concretamente, la delicada y estimable figura de la mujer en la sociedad universal. Dramático: países con ingresos bajos, allí empeoró la situación de adolescentes embarazadas, porque de unas 4,7 millones existentes en el año 2000, se disparó a 5,6 millones el año pasado. Por cierto, según las cifras expuestas en la sede de Naciones Unidas, solo en 78 países apenas el 56% de las mujeres tienen derecho a decidir sobre temas de su salud reproductiva. Mas de 1 de cada 8 féminas sufrió violencia física o sexual.
El mundo en el que vivimos, en cumplimiento profético, se torna cada vez más depravado y desnaturalizado: se supo también, que una niña tan solo 5 años de edad, fue ¡obligada a contraer matrimonio! Los elementos dados a conocer en la sesión resultaron tan alarmantes, que ONU Mujeres afirma, que de continuar las tendencias actuales (las mujeres tardarán más de un siglo en tener condiciones de igualdad). Sería imperiosa la necesidad del esfuerzo en cuanto a iniciativas públicas y privadas para revertir estas crudas realidades y fomentar la garantía en al menos los derechos humanos más elementales, para preservar su dignidad.
En medio de las proyecciones establecidas por ONU, los objetivos de desarrollo sostenible y la tan vociferada paz mundial, signada por los intereses mezquinos y despiadados, déspotas, de muchos gobernantes en el espectro del convulso tablero geopolítico mundial, en el cual en pro de las ansias de poder y grandeza, dominación y estatus, intereses, precisamente la acumulación de riquezas en el sistema capitalista, los elementos oscuros y perversos vinculados a las mafias, por la avaricia del hombre, las élites gubernamentales, el sistema mundial, es allí donde cobran un significativo sentido las palabras citadas en La Biblia, la palabra inspirada por Dios, en 1 Timoteo 6:10 “Sin embargo, los que están decididos a ser ricos caen en tentaciones y trampas, y son victimas de muchos deseos insensatos y dañinos que los hunden en la ruina y destrucción. Porque el amor al dinero es raíz de todo tipo de males, y tratando de satisfacer ese amor, algunos han sido desviados de la fe, y se han causado muchos dolores”.
Protejamos los derechos de niños, niñas y adolescentes.
